¿Alguna vez, en vuestras conversaciones con personas pro-elección, os habéis encontrado con una pregunta o frase de este tipo?: “¿Y qué haces por los niños que ya han nacido?"; "No eres pro-vida, eres pro-parto"; "Si tanto te importa el derecho a vivir, ¿por qué no te dedicas a protestar contra los conflictos bélicos?” Seguro que sí. Esta cuestión se plantea de muchas formas, pero al final su esencia vendría a ser: “¿por qué no te dedicas a esta causa, que yo considero legítima, en lugar de a esta otra, que considero ilegítima?” Seres que importan vs. seres que no importan A nadie se le ocurre preguntarle a un grupo que protesta por los desahucios por qué no va a protestar por los recortes en sanidad. Este tipo de preguntas se dirigen, fundamentalmente, a dos movimientos: el pro-vida y el animalista. ¿Y qué tienen estos en común? Que defienden a una clase de seres que se consideran poco o nada importantes en la sociedad actual. Para el no animalista (o especista),
Desearía poder estar a favor del derecho al aborto. Desearía vivir en un mundo en el que las sociedades 'civilizadas' reconociesen como sujetos de derecho a todos los seres humanos, en lugar de considerar la eliminación de millones de ellos como un acto de compasión, justicia y empoderamiento. Desearía poder decir a todas las mujeres que atraviesan un embarazo no deseado que no pasa nada, que pueden dejar de estar embarazadas cuando quieran sin perjudicar a nadie. Desearía que ninguna mujer se sintiese empujada a arriesgar su salud y su vida abortando clandestinamente. Desearía no tener que exponerme a ser tachada de machista, de intolerante, de fascista; a que me digan que merezco ser violada y me deseen que mis futuros hijos sufran malformaciones. Desearía no tener que dedicar tiempo y esfuerzo a una causa que parece imposible. Desearía poder vivir mi vida sexual sabiendo que, si alguna vez quedo embarazada, puedo dejar de estarlo al momento, en lugar de vivir un